martes, 21 de mayo de 2013

Reflexión personal.


Me sorprende mucho que, a pesar de la importancia que tiene el tema del acoso escolar, todavía existan profesores que digan "bah, eso son tonterías de los niños" (como ocurrió en el caso de acoso escolar que sufrió Tania), cuando estamos hablando de que un niño lleva sufriendo las risas, las burlas, los motes, los empujones y las zancadillas de sus compañeros, un niño que se esconde a la hora del descanso para que no lo vean solo, en definitiva, un niño que está sufriendo, y todavía dice su profesora: "que no pasa nada".
El acoso escolar, es algo que no se puede pasar por desapercibido, ya que muchos niños y niñas sufren por este motivo. La responsabilidad de acabar con este conflicto, está en manos del profesorado y de las familias, ojalá acabáramos con estas situaciones y así lográramos ser una comunidad educativa, donde prime una buena convivencia. No debemos permitir estos maltratos ni abusos en los centros educativos, nadie tiene por qué sufrir estas incómodas situaciones, NO LO PERMITAN MÁS POR FAVOR!.




Frases para pensar.



“El propósito de la educación es lograr que los niños quieran hacer
lo que deben hacer” (Howard Gardner).








“Educad a los niños, y no tendréis que castigar a los hombres” (Pitágoras).



Hay que educar.

¿Qué es educar?

Soy de la opinión de que educar no es jugar, ni entretener, sino que consiste en adquirir las destrezas, acumular conocimientos, despertar inquietudes activas en el alumnado y muy importante: aprender formas de convivencia que eviten el capricho del mal criado.

Cuando un niño comete un acto de indisciplina en el colegio, donde no conoce del todo a su profesor, pienso que es que en su casa está cansado de hacer lo mismo, pero allí le sonríen o no le prestan atención.


No es lo mismo la inserción que la reinserción, y creo que para reformar están los reformatorios no los colegios. Cuando un alumno con su dañina y perjudicial actitud en clase, priva a otros compañeros de su derecho a la educación, está cometiendo un delito, y creo que tanto el docente como la familia debe "hacer algo" para proteger a los alumnos que lo hacen bien. 

La realidad, es que la cultura de los alumnos ha disminuido a niveles alarmantes, convirtiéndose en alumnos poco trabajadores, que tienen más información pero menos formación, por lo que son más incultos e inevitablemente, son más inmaduros. Muchos padres argumentan, perjudicialmente para sus hijos, que como lo tienen todo, no valoran el esfuerzo que cuestan las cosas que valen la pena. Desde mi punto de vista, en educación lo que más cuesta no es poner límites, sino mantenerlos con convencimiento. 
¡No debemos tener miedo a estar bien educados!

Puedo decir que la mejor prevención en educación, es la intervención temprana. Muchos padres se quejan de que los niños no vienen con un manual bajo el brazo. 

A continuación propongo las siguientes reglas básicas que seguramente harán que, el camino que supone educar, sea mucho más sencillo:


Primero. Volumen y tono de conversación. Conseguir que le hagan caso no es cuestión de hablar alto. El poder está más en lo que se dice, en las consecuencias que conllevará no hacerlo a la primera, en la coherencia y en ser muy disciplinado con las rutinas. Si quiere que sus hijos le respeten, empiece por respetarles a ellos, nadie quiere obedecer a alguien que no se muestra seguro y relajado.

Segundo. No dé órdenes contradictorias. Dígale lo primero que tiene que hacer, y cuando haya finalizado, lo segundo. Si su hijo tiene edad para memorizar varias órdenes, enuméreselas, dígale cuál es su prioridad, no espere a que él la sepa porque el tiene las suyas propias.

Tercero. Imaginación. El juego genera un ambiente relajado en el que apetece más aprender y obedecer.

Cuarto. No quiera modificar en su hijo todo lo que le molesta de una vez. Si se pasa el día diciéndole lo que hace mal, terminará por cargarse su autoestima. Elija una conducta a modificar, y céntrese en ella, cuando lo consiga, siga con otra.

Quinto. Cuando corrija o muestre su enfado con ellos, no los ridiculice, ni haga juicios de valor. Si lo hace, terminarán por comportarse conforme a las expectativas que se han puesto en ellos y les afectará a la autoestima. Es mejor decir: “No me gusta ver tu cuarto desordenado; por favor, guarda los juguetes en las cajas”, a decirles: “Eres un guarro, qué asco de dormitorio”. 

Sexto. Sea constante. Aquello muy importante, basta con que lo argumente una vez, no busque más razonamientos porque su hijo no los necesita. Simplemente busca ganar tiempo para no hacer lo que tiene que hacer. Dígale: “Cuanto antes empieces, antes podrás disfrutar de lo que más te gusta”. Negocie lo que sea negociable y no sea precedente con lo que no lo es.

Séptimo. Paciencia y calma. Las personas que transmiten con paciencia son más creíbles y generan un ambiente más cálido y relajado. 

Octavo. No se contradiga con su pareja. Los niños tienen que saber que la filosofía y la escala de valores parten de los dos. Si no, estarán chantajeando a uno y a otro, fomentando el engaño para conseguir lo que quieren. Todo aquello en lo que no estén de acuerdo, háblenlo en la intimidad y negocien.

Noveno. Nunca levantes los castigos. Es preferible aplazarlo pero que sea efectivo y lo cumpla, que imponer uno muy duro fruto de la ira y que luego desaparezca.


Décimo. Mejor que el castigo, es el refuerzo. Significa prestar atención a lo que hace bien y decírselo. Si continuamente centra la atención en lo que hace mal y le corrige y se enfada, su hijo aprenderá que esta es la manera de llamar su atención. Todo lo que se refuerza, se repite. Al niño le gusta que sus padres estén orgullosos de él.

Recuerde lo más fundamental: Hasta la adolescencia, no hay figuras más importantes que los padres, si trata de educar en una dirección, pero se comporta en otra, será inútil. Los hijos copian, imitan, son esponjas. Educar con acciones tiene mucho más impacto que con palabras.



Fuente: periódico El País (http://elpais.com/elpais/2013/03/21/eps/1363892577_310225.htmll)

Acoso a profesores.



El acoso escolar no sólo lo sufren los niños, sino que además también lo soportan algunos docentes. En este vídeo, extraído de los informativos de telecinco, se pone de manifiesto los problemas que sufren muchos docentes en los centros educativos españoles.
Una cuarta parte de las bajas de los docentes, son producidas por el estrés y la depresión: La causa hay que buscarla en el acoso escolar, ya que el 15% de los profesores reconoce haber sufrido agresiones de un alumno, mientras que el 13% de los docentes dicen que pasan miedo.

Me resulta increíble pensar que a estas alturas nos esté pasando esto en nuestras aulas españolas, raro es el día en que en los informativos no se emita alguna noticia relacionada con el acoso escolar. Según las estadísticas de los profesionales, un 15% de los profesores han sido agredidos por el alumnado, como bien comenté anteriormente, y además, confiesan que es una situación por la cual no se puede hacer nada... ¿tu también lo crees así?. Por otro lado, se dice que el principal objetivo de los agresores es humillar al docente y transformarse en el principal foco de atención de la clase como convertirse en el líder del colegio. Y yo me pregunto: ¿Para ello es verdaderamente necesario emplear la violencia?

Fuente: Youtube.

Noticias de educación: Acoso escolar


A continuación, les voy a contar una noticia que emitió en una edición digital el periódico La Razón, el día 10 de enero de 2013.

Aquí les muestro el titular:


Todo ocurrió en el colegio concertado Ramar de Sabadell, es un centro concertado de educación integral con más de 700 alumnos y alumnas.
Escupitajos, patadas, pellizcos, insultos... Así trataban cuatro compañeros de clase al menor R. E. A, de 13 años. Tenía 11 años cuando estos alumnos le convirtieron en en el blanco de su violencia.

Así lo relata a LA RAZÓN la madre del niño: «Nos empezamos a dar cuenta del problema cuando nuestro hijo decía que quería repetir curso. Su rendimiento escolar comenzó a bajar, dejó de comer, sufría pesadillas y tenía un comportamiento asustadizo». El menor, como confirmaron los dos psicólogos que llevaron el caso, sufría acoso escolar. 
El centro, como explican los progenitores, «no nos hacía caso, a pesar de la infinidad de ocasiones en la que acudimos a hablar tanto con la tutora como con el director». Al final optaron por la vía legal y decidieron denunciar el caso «para que el colegio reconociera lo que había pasado». No hubo juicio. Los propietarios de Ramar, alcanzaron un acuerdo con los padres: conciliaron por 30.000 euros la demanda por acoso escolar interpuesta. El abogado de la familia, asegura que «un acuerdo por esta cantidad, jamás se había alcanzado en nuestro país y si el colegio concilia es por algo. Es una forma de admitirlo», explica el letrado.

La vida de R. E. A. ha cambiado desde que en diciembre de 2010 se viera obligado, en pleno curso escolar, a abandonar el centro. «Fue una decisión a la que llegamos con el director. A su hijo le costó meses verbalizar la situación que sufría. Fue un psicólogo, al que acudía por el leve retraso en el lenguaje que sufre, quien les alertó de la gravedad de la situación. Entre sollozos explicaba que le pateaban en el suelo, le escondían el material escolar, le rompían sus cosas... «El día de su cumpleaños le dijeron mientras le pellizcaban ''Éste es tu regalo''», añade su progenitora. Una de las situaciones que la madre de un compañero de clase le comentó confirmó la gravedad del problema: «Un compañero de clase le dijo a su madre que en un momento en que la tutora abandonó el aula, los cuatro matones empezaron a patear a mi hijo. Su compañero salió a avisarla y ésta le dijo que estaba muy ocupada», asegura la madre del menor que sufrió «bullying». 

Una de las psicólogas que analizó el caso de R. E. A., asegura que «la familia del menor hizo todo le posible para que la institución tomara medidas, respetó todos los cauces pero no la hicieron caso». Por su parte, el director del centro, aseguró a este diario que «se siguieron todos los protocolos para prevenir el acoso, pero no son inmediatos». También insistió en que «el problema se trató con los padres y se habló con la inspección educativa». Los padres lo niegan.






Fuente: edición digital del periódico La Razón.

Un caso de acoso escolar. Consecuencias del bullying.

Tania es una joven madrileña de 14 años que sufrió el acoso escolar de una veintena de compañeros de su centro escolar durante dos largos años. Esta niña era acosada físicamente y verbalmente. Sus compañeros le pedían cosas (ropa, comida, dinero...) y en caso de que ella se negara, se lo arrebataban.
Tania no le contó nada a sus padres de que ella estuviera sufriendo estas agresiones, sin embargo, sus padres eran conscientes de que el comportamiento de ésta era extraño; no quería ir a clase pero no daba ninguna explicación del motivo por el que no quería asistir.
La presión a la que se vio sometida terminó en un intento de suicidio, por el que tuvo que ser ingresada en el hospital durante quince días. Y fue allí, en el hospital, donde confesó el calvario psicológico por el que abía estado pasando durante ese tiempo.
El padre de Tania, ante esta situación, decidió escribir una carta al director del centro para hablar de el problema por el que su hija estaba pasando. La respuesta del director fue que se trataba de una cosa de críos y que Tania debía enfrentarse al problema, y si lo necesitaba que diera una torta. Una respuesta vergonzosa tratándose del director del centro escolar, que en principio debía tener una buena trayectoria laboral y profesional.
La situación lógicamente no cambió y Tania, tras ser cambiada de clase y continuar siendo acosada por sus nuevos compañeros, renunció a volver al colegio. Tras ponerse en manos de un equipo especialista (psicólogo, orientador, pedagogo...), y junto a la ayuda y apoyo de sus padres, Tania vuelve a ir a un nuevo colegio y vuelve a sacar buenas notas.

Como pueden apreciar, tras leer el caso de Tania, el acoso escolar trae consigo una serie de consecuencias, tanto como puede ser en el caso anterior, como en la mayoría de los casos de bullying. Estas consecuencias se detallan a continuación.

Consecuencias del acoso escolar

Para la víctima: acarrea las consecuencias más directas. Éstas pueden desembocar en miedos, ansiedad, fracaso escolar, fobias e inseguridad.

Para el agresor: refuerza el acto de dominio como algo bueno y necesario. Este desafortunado aprendizaje, puede ser trasladado a otros ámbitos y servir como base para un futuro comportamiento delictivo.

Para los "espectadores": puede acarrear una no diferenciación y poca sensibilización ante las  situaciones de maltrato y sufrimiento.



Mingote, J.C. y Requena, M. (2008). El malestar de los jóvenes: contextos, raíces y experiencias. España: Díaz de Santos.

¿Quiénes participan en el bullying?.


Sujetos que intervienen en el acoso escolar:

En primer lugar, el agresor/a. 
Éste suele tener un carácter agresivo, se mueve por impulsos y encuentra dificultades para controlar la ira. Posee escasa conciencia de sus actos. En la escuela, no suele tener un buen rendimiento ya que su interés por aprender es nulo. Puede tener prestigio social por sus habilidades en juegos y deportes extraescolares. 
En las conductas sociales con adultos, muestra habilidades para no ser descubierto y así, de esta manera, evitar el castigo. No muestra empatía y no es capaz de ponerse en el lugar de la víctima. 
La mayoría de los agresores/as han son criados en un ambiente familiar inestable, en situación casi de abandono, ha sido una víctima de humillación y desprecio por parte de los adultos y también, de los compañeros. 




En segundo lugar, la víctima.

Éstas son personas con una clara inseguridad, suelen ser negativas, pasan mucho tiempo en sus casas, están sobreprotegidos, son tímidos y débiles. 
La mayoría han sido criados en el seno de una familia respetuosa y tolerante, ésto hace que no hayan aprendido a enfrentarse a situaciones de violencia.
Las víctimas, al contrario que los agresores, no suelen destacar por sus habilidades sociales ni por el número de amigos. Cuando tienen buena relación con los profesores son víctimas de envidia.

Las víctimas pueden ser de dos tipos:
- La activa: suelen mostrarse tensos e irritantes. Estos estudiantes tienen problemas de concentración y pueden tener dificultades lectoras y de escritura.
- La pasiva: es la más frecuente. Estas víctimas se muestran inseguros y sufren con resignación lo que les está ocurriendo.


En tercer lugar, los denominados espectadores
Éstos pueden tener tanto miedo a ser incluidos en este círculo de acoso, que no harán nada para remediar esa situación de maltrato de la que están siendo testigos.
También intervienen en este proceso el profesorado y los padres.
La mayoría de las familias, no saben que sus hijos e hijas son víctimas del maltrato o acoso. Por otro lado, el profesorado es el último colectivo al que las víctimas acuden a contar la situación que están sufriendo.




Sullivan K., Cleary M. y Sullivan G. (2005). Bullying en la enseñanza secundaria: el acoso escolar: cómo se presenta y cómo afrontarlo. CEAC educación secundaria: Barcelona.
Página Web: http://books.google.es/books?!